Cuarto día - 4 Abril. Amsterdam

Al igual que el resto de los días en estas vacaciones, el día amanece lluvioso. Si alguien pensaba que Amsterdam era una ciudad húmeda debido a los canales, esta muy equivocado, es porque aquí no se ve el sol ni en pintura, ¡todos los días igual!
El que este lloviendo cambia un poco nuestros planes, y tras tomar el desayuno iremos al Rijksmuseum. La intención era ir por la tarde, pero yendo por la mañana ahorraremos otra calada.
Como hemos madrugado llegamos antes de que abran las puertasal museo y aprovechamos para sacar algunas fotos al cartel Iamterdam situado en frente del edificio. Ahora sí que podemosfotografiarlo sin gente.
Entre las horas que son y lo que llueve, nadie se atreve a ponerse delante para ser retratado. Salvo nosotros claro está.Al igual que en el museo Van Gogh, al llevar las entradas compradas de antemano, no tenemos que hacer cola para entrar. El museo lo hemos visto en una hora aproximadamente, ya que solo está abierto el 25% del mismo. Están restaurando el edificio. Menuda suerte la nuestra. El Rijksmuseum ha crecido hasta convertirse en un museo grandioso a partir de la colección de pinturas que la familia real holandesa reunió en el siglo XVIII.
En condiciones normales, hay que dedicarle al menos medio día. Es una pena no a ver podido ver más del museo, porque lo poco que se ve merece mucho la pena.
Nosotros hemos tenido que pagar 11 euros por ver solamente el 25% del museo, me ha parece un poco exagerado. Al final seguramente nos habría salido a cuenta comprar la tarjeta de transporte Iamsterdam. A la salida del museo, como no, sigue lloviendo, pero en nuestro último día en la capital holandesa, un poco de lluvia no va hacer que paremos de callejear. Dando un paseo tranquilamente, nos dirigimos al mercado de waterloo, pero antes de llegar al mismo, nos paramos a comprar un cucurucho de las famosas patatas fritas con mahonesa.
Por lo que nos han comentado, la mahonesa es muy buena en Amsterdam y es muy típico comprar estos cucuruchos.Después de probar las patatas fritas, os puedo decir que no es para tanto, ni las patatas ni la mahonesa.
El mercado de waterloo situado en waterlooplein. El mercado se extiende por los dos lados de Stadhues y ofrece de todo, desde trastos viejos a ropa nueva y de segunda mano, joyas y artesanía.
Al llegar al mercadillo, nos encontramos con la sorpresa de que estaba sin montar. Es Domingo y el mercadillo no abre en Domingo.
Decidimos, olvidarnos de nuestro fracaso y dar una vuelta por el barrio judío. Al igual que en otras muchas ciudades europeas, lo que queda del prospero barrio judío de Amsterdam es el vacío y la soledad.
Nuevos edificios de estilo vanguardista, como dice Carlos, una mierda, orillan las arterias más viejas de la ciudad, aquellas que entramaban la zona hebrea que iba desde Niewmarkt hasta la Meijerplein (campa donde se alzaron tres sinagogas).
Antes de la gran guerra, en este barrio habitaban más de 100.000 judíos, prácticamente todos fueron deportados y asesinados. A mi juicio el barrio es feo.
En el barrio está la casa de Rembrandt, hoy convertida en museo. Rembrandt vivió y trabajó en esta casa desde 1639 a 1656. En esta casa nació su hijo y murió su mujer.También fue aquí donde pintó sus obras maestras, entre ellas, la ronda de noche.
Sin embargo, al final de su vida no pudo soportar los gastos que generaba vivir de este modo y fue declarado insolvente. Al final, tuvo que venderlo todo y se trasladó a un alojamiento más económico en el Jordaan. El inventario que se llevó a cabo para subastar públicamente todos los bienes del pintor, ha servido de información sobre el artista y su casa.
En la actualidad, además de la colección de trabajos del pintor, que incluye sus aguafuertes, el museo presenta recreaciones de las habitaciones en donde solía pintar o dar sus clases.
La visita nos resulta muy corta, la casa no es muy grande y tampoco tiene muchas obras de arte. Es un museo interesante, pero muy caro para lo que ves, 9 euros por persona.
Al terminar la visita nos comemos un hot dog y una sopa de cebolla en un puesto callejero cercano al museo. Las patatas de la mañana nos han quitado el hambre.
Tras terminar de comer y después de hacer unas cuantas fotos por los alrededores, continuamos con nuestro paseo alrededor de diversos canales. Y si todos los caminos llevan a Roma, todas las calles en Amsterdam llevan al barrio rojo. Sin saber como hemos aparecido en este barrio,pero como ya lo tenemos visto, y tampoco es que tenga mucho interés turístico, nos vamos hacía la plaza Dam, y desde la plaza nos vamos poco a poco hacía el barrio del Jordaan.
Pasamos un par de hora paseando tranquilamente por los canales y las estrechas calles del Jordaan. Jordaan es un barrio tranquilo que invita a estos paseos.
A media tarde, nos vamos hacía el mercado de las flores. En este mercado aprovechamos para hacer las primeras compras del viaje, aunque parezca increíble todavía no hemos comprado nada, y visto los souvenirs que hay, unos cuantos quesos y algunas semillas de tulipán (pero solamente de tulipán y de nada más) será lo único que compremos.
Hacer las compras nos deja agotados, y aprovechamos para merendar un poco. Nos comemos una especie de crepes, muy típicos aquí. Están buenos pero no son para tirar cohetes.
Desde ahora hasta la hora de cenar, nos dedicamos a pasear sin rumbo fijo, disfrutando de la esencia de la ciudad, y del frío gélido que se esta echando en la ciudad. Es nuestro cuarto día en la ciudad y ya hemos visto lo más interesante de la misma.
La cena la hacemos en una cervecería en Leidseplein, cerca del albergue, y donde como en todas las noches hay un gran ambiente. Ahora cambio la sopa de cebolla por una sopa de patatas, y Nerea se pide una hamburguesa que le sirven con un kilo de patatas fritas, que después de la jartá de esta mañana, se quedan en el plato. Con el frío que hace en Amsterdam no me extraña que todos los restaurantes ofrezcan sopa, que además la sirven muy muy calientes, como debe ser con humo.
Para poner fin a nuestra estancia en la capital holandesa, después de cenar, nos vamos a tomar unas cervezas a un club de jazz, donde hay una actuación en directo. Ha resultado una velada muy agradable. A las 11 ponemos fin a nuestro día, todavía tenemos la maleta por hacer y mañana nos tenemos que levantar a las 6 de la mañana para ir al aeropuerto, esto se ha acabado.